Hace unos meses escribimos un post sobre lo complicado que
resulta el conseguir trabajo, y ahora volvemos para escribir sobre los demonios
del trabajo. No es que seamos desagradecidas o que queramos quejarnos de todo,
simplemente nos gusta compartir nuestras experiencias porque creemos que pueden
ayudarle a los demás
a enfrentar su día a día con un poco más de humor.
Empecemos aclarando que somos las fundadoras y principales
promotoras de la campaña “No a madrugar”, si hay algo
que nos molesta es tener que levantarnos temprano (antes de las 10 am). Por
ello nuestro primer reto de trabajar es acostumbrarnos a un horario, que
implica levantarnos de mal humor todas las mañanas.
Pero la hora de llegada no es nuestro único
problema, además resulta que al terminar la etapa de estudios (fiestas,
amigos, parciales, más fiestas), debes enfrentarte al
terrible destino de pasar más del 80% de tu día en el trabajo,
y para la mayoría de nosotros encerrados en una oficina frente a un
computador: no hay nada más triste que estar en la oficina y ver
que el sol resplandeciente hace que la ciudad esté en un mood chévere, uno que no
podemos disfrutar.
Para nosotras ha sido muy complicado entender que debemos
pasar el resto de nuestras vidas trabajando 5 días a la semana, 8 horas al día,
para llegar cansadas a nuestras casas sin energías, cuando lo único que
aguantas son dos episodios de Orange is the New Black, y te levantas a media
noche desorientada porque te quedaste dormida sobre el computador.
Por no mencionar la gran cantidad de responsabilidades que
debes manejar, lo cual por supuesto al final se traduce en estrés.
Y para quienes creen que en el trabajo harás amigos al igual que en el colegio y la
universidad, lamentablemente debemos romper su burbuja, pues encontrar personas
reales que te brinden una amistad desinteresada es una lotería.
Pero como en esas épocas doradas hay de todo: la interesada, la nerd, la
envidiosa, el tipo churro, el tipo churro y pilo, el tipo churro pero idiota...
Bueno, no hablemos más de churros porque uno va es a trabajar
¿No?
Este cambio tan drástico ha sido algo difícil
de asimilar, pero por ahora la terrible rutina se ha convertido en nuestra
mayor motivación para trabajar por algo nuestro, por hacer de nuestro trabajo
una escalera a nuestros sueños. Y sin duda nuestro blog es uno de
esos proyectos que sabemos van a cambiar nuestras vidas.
Para concluir no nos queda más que invitarlos a trabajar por sus sueños
y acompañar su rutina con alegría, música y, por supuesto, mucha moda.
Yo, Carolina, escribo en los espaciesitos que me quedan
entre las mil cosas que tengo por hacer.
Yo, Nicole, escribo este post mientras
voy de camino a casa ¡Querido finde, llega ya!